entre docentes, pero por edades sino por niveles de contratación (decreto 1278 y 2277) y de lugar de enseñanza (rural y urbano) y que imposibilita el encuentro identitario que da estructura al sistema vivo que debiera ser el territorio educativo.De esta forma el territorio, en condiciones desiguales y asimétricas, se encuentra organizados por imaginarios sociales cómo que la función del docente es representar los ideales del Ministerio de Educación Nacional (MEN) como principios organizadores y que este, bajo las jerarquías de secretaría de educación departamental, luego directivos docentes, exigen de ellos dichos resultados, lo que limita las acciones "con" el territorio.De esta forma, las ilusiones organizantes en la dimensión comunicacional condicionan a la praxis, lo que normaliza ciertas conductas y hace que la determinación del hombre a formar se encuentre descontextualizado, tanto de las intenciones locales como globales.